lunes, 28 de marzo de 2011

Desde hace bastante tiempo, me he considerado una persona afortunada, en realidad pocas veces no lo he considerado así. Esta ultima semana este pensamiento se ha visto truncado, he llegado a sentirme infeliz y perdida. He sentido que no me lo merecía, que en realidad ninguno de nosotros lo merecíamos.
A lo largo de mi vida he visto como las personas que quería se iban porque se les acaba el tiempo, porque así tenía que ser. A él le quedaba demasiado tiempo por vivir, y merecía hacerlo porque lo hacía para los demás.
He aprendido que la vida te da, pero también te quita, y así será mientras vivamos. Me han arrancado una de las cosas más importantes de mi vida, un pilar imprescindible, mi ejemplo a seguir. Pero me han dado algo,algo con lo que he podido afrontar este golpe con una fuerza que ni siquiera yo creía tener. A veces pienso que estaba escrito, que tenía que ser así. Siento que en estos momentos no puedo permitirme ser feliz, porque hay algo que me falta, y me frena, pero es imposible no sentirme afortunada, e impensable sentirme sola.
Él es el que me da la fuerza cada día, el que hace que sonreír valga la pena. Él es el oxígeno que a veces me falta y las ganas de mirar hacia delante. Él es el que coge y me abraza contra el cuando sabe que las cosas aquí dentro no andan bien.
Y aunque ahora mismo sentirme feliz me quede un poco grande se que el es la persona que puede darme esa felicidad y esas ganas de vivir.

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