viernes, 11 de marzo de 2011

- ¿Y por qué no lees mi boca? – Jacques comenzó a besar a Paulina de una forma salvaje, la desnudaba con la mirada, ya tenía esa facilidad. Paulina lo continuó besando, se dejó llevar. Sentía todo su cuerpo caliente, y su corazón que se quería salir de su pecho. Con los ojos cerrados, y con la ayuda de sus manos, Paulina comenzó a buscar algún sitio donde acostarse, donde apoyarse. Con el sillón tropezó, y cayó de espaldas. Jacques se puso encima de ella, y le besó su abdomen, su pecho… le quitó la blusa suavemente . Ella comenzó a sentir el sexo excitado de Jacques, y eso la ponía más excitada aún. Ella gemía, y se movía, aún sin ningún contacto, pero era porque sus cinco sentidos se estaban activando. “Jacques te amo, te deseo…” Se lo repetía en su mente, como si fuera una canción. Sus emociones estaban en posición de alarma. Cualquier rozamiento de sus cuerpos los excitaba a los dos, cualquier mirada, era para aumentar la pasión. Al poco tiempo, y casi sin notarlo, estaban completamente desnudos, y con sus miradas se encontraban en el mar de sus ojos. Jacques excitado, y Paulina absorbiendo bocados de pasión que abundaba en el ambiente. Increíble la magia de dos cuerpos desnudos, cuerpos de dos personas enamoradas, que se unen para dejar una marca de amor en el otro. Para Paulina y Jacques era más que tener sexo, era estar en plena armonía, era entrar en éxtasis, crear una burbuja a su alrededor, una burbuja de magia, de amor.

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